Estoy en duelo y es Navidad. En mi mesa hay una silla vacía. ¿Qué me pasa? ¿Qué puedo hacer?

Con la cercanía de la Navidad, las personas en duelo comienzan a sentirse peor, sus pensamientos y emociones giran en torno a este tema. Estas fechas contienen una fuerte carga emocional, duelen y les hacen sentirse más sensibles y vulnerables.

Esta época del año es tiempo de encuentros y celebraciones con familia, amigos y compañeros. Es tiempo de alegría y de luz, pero ante la pérdida de un ser querido el dolor se intensifica, se teme la llegada de las reuniones sociales y familiares y aparece la incertidumbre y las dudas de cómo afrontarla.

Deseamos la presencia del ser querido fallecido y el dolor nos asalta con su ausencia, sentimos un vacío imposible de llenar y surgen emociones y sentimientos confusos que nos invitan a la nostalgia, a la melancolía y al recuerdo; pero también a compromisos, reuniones y encuentros que sienten que no pueden afrontar.

Es normal que las personas en duelo se sientan sin ilusión y sin ganas de celebraciones y, depende del momento en el que se encuentren en sus procesos, se vean incapaces de compartir algunas celebraciones. Se enfrentan a un conflicto ya que lo que ellos sienten en su interior es incongruente con lo que sucede a su alrededor: entran en conflicto emocional, les duele el ruido social, las celebraciones, las luces, la alegría colectiva… Tienen miedo a enfrentar la realidad de la silla vacía, tienen miedo al desborde emocional, no quieren fastidiar la fiesta a los demás, no encuentran sentido y no pueden compartir como lo hacían antes. Su vida y su mundo es diferente. Además, les cuesta expresar lo que necesitan. ¿cómo les digo que quiero estar sola/a? Y muchas veces se obligan a estar donde no desean.

Formas frecuentes de afronta estas fechas.

Habitualmente expresan que les gustaría:

  • Suprimir la Navidad para evitar cualquier tipo de celebración y para evitar las emociones asociadas.
  • Actuar como si nada hubiera pasado, sentir la obligación de respetar lo que se ha hecho siempre y como siempre.
  • Hacer algo diferente, introducir cambios: cambiar el lugar de celebración, cambiar rituales, hace un viaje, estar solo/a…

Cada duelo es único y cada persona tiene necesidades distintas, no hay una única manera de celebrar la Navidad. Este año será diferente, será la navidad que elijamos vivir solos o acompañados, en un lugar u otro. No hay nada ni bien ni mal. Es importante escuchar y respetar las decisiones que cada uno tome y su manera de estar o no estar presente.

Yo que le acompaño, ¿qué puedo hacer?

  • Aceptar su dolor, no evitarlo. Tiene sentido, es fruto del apego.
  • Normalizar su experiencia, intentar no añadir más sufrimiento.
  • Darle permiso para estar mal, bien o regular.
  • Preguntarle qué le ayuda y qué no le ayuda.
  • Expresar y compartir el dolor con las personas que queremos y nos quieren.
  • Hablar del duelo puede ser incómodo, pero es sano
  • Dar presencia a la ausencia, diseñar un pequeño ritual para dar luz, espacio a la persona fallecida.

Yo que estoy en duelo, ¿qué puedo hacer?

  • No te juzgues.
  • Cuídate y deja que te cuiden
  • Retírate si lo necesitas, no te aísles.
  • Date permiso para cambiar de opinión.
  • Escucha a los demás y decide por ti.
  • Revisa cómo quieres vivir esta Navidad, reinvéntala.

¿Qué puede ayudar?

  • Hacer una reunión previa a la celebración familiar, si es posible. Para escucharnos y compartir nuestras necesidades.
  • Respetar todas las decisiones y maneras de vivir esta experiencia, aunque no se compartan.
  • Comprender, empatizar, no juzgar, no comparar, no minimizar,
  • Permitir las retiradas,
  • Permitir los cambios de decisión de última hora.
  • Romper muros de silencio. Hablar, nombrar lo evidente.
  • Acompañar es estar con…. lo que necesita la persona que acompañamos,
  • Siendo auténticos, de verdad, que sienta que nos importa.
  • Darles nuestra presencia, estar para ellos.
  • No inventarnos lo que necesita.
  • Importante preguntarle: ¿cómo es parar ti? ¿qué te parece si…?
  • La lástima lastima. Mirarlos con pena y lástima no les ayuda. Tienen capacidad para tomar sus decisiones.
  • Importante vivir en el presente, para evita añadir más sufrimiento
  • Si es posible, pactar un acto simbólico, un pequeño ritual para dar luz a la ausencia antes de la celebración para dar lugar la persona fallecida.
  • Permitirnos los recuerdos, las anécdotas…  

Recomendaciones finales

Resulta difícil dar recomendaciones concretas, ya que cada persona vivirá estos días según su experiencia vital y familiar y en función al tipo de afrontamiento que haya puesto en marcha.

Algunas recomendaciones generales

  • Mirarnos y mirarles con capacidad, confiar en vuestros procesos de duelo.
  • Cada dolor es único. Cada persona buscará su manera
  • Regalar nuestra presencia, a veces no es necesario nada más
  • No olvidar dar espacio a los niños, ellos también están en duelo
  • No hay nada ni bien ni mal
  • Recordar los buenos momentos vividos con la persona fallecida nos ayudará a «sentirla» más cerca.

Esperamos que estas recomendaciones os ayuden a transitar estas fechas de la manera mas adecuada para cada uno de vosotros y vosotras. Nuestro objetivo es orientar a los dolientes y a las personas que les acompañan a afrontar la Navidad sin su ser querido con una mirada amplia y consciente de la experiencia humana de dolor que conlleva la muerte.