Miles de familias están viviendo situaciones traumáticas y experiencias de dolor que nunca imaginaron. El coronavirus ha impuesto un nuevo orden en la manera de vivir y de relacionarnos.
De golpe todo ha cambiado. La enfermedad separa con sus síntomas a unos seres queridos de otros.
Todos confinados en casa, muchos aislados en su propio entorno, esperando que los síntomas mejoren. Otros ingresados en hospitales y residencias esperando poder superar la enfermedad para volver con los suyos y, más de los que nos gustaría, muriendo indefensos lejos de sus seres queridos y de la seguridad de sus hogares.
Tiempos de espera que parecen no terminar nunca, incertidumbre sobre lo que nos puede pasar, miedo a la pérdida, angustia, ansiedad, dolor por no poder hacer nada…
No hay palabras para describir esta experiencia. El dolor, como cada vínculo, es único.
No podemos ponernos en el lugar de los demás, solo vamos a intentar ayudarles con algunas recomendaciones que, vistas en la situación actual, parecen poca cosa.
1.- Acepta la realidad.
Sería la primera tarea a enfrentar. No es fácil, ni sencillo. Sabemos que nuestro ser querido está enfermo y que puede morir, pero sentir y aceptar esta realidad duele mucho… La enfermedad a veces no da tiempo para que nos preparemos, pero ir aceptando que somos mortales y que no podemos cambiar nuestra naturaleza puede ayudarnos a afrontar lo que sea que suceda.
2.- Date permiso para sentir.
Tus emociones son importantes, las necesitas, tienen la función de conectarte contigo y con los demás. No las temas, no las evites, déjalas estar, siente lo que sea que llegue, identifícalas: miedo, tristeza, enfado, incertidumbre…
No te enganches a ellas, déjalas fluir, es normal lo que te pasa.
Obsérvalas, conócelas y recuerda que son producto del afecto y del amor.
3.- Vive el presente.
Vive el aquí y ahora, procura no anticipar el futuro. Ocúpate de lo que tienes contigo. Cuida los vínculos de apego que has ido tejiendo a la largo de tu vida. Únete a tu ser querido aunque esté distante y no puedas acceder a él, con un lazo de cariño y afecto. Déjate sentirte junto a él/ella, con él/ella. Confía en la fuerza del amor, escríbele, grábale un audio… Está contigo aunque ahora no puedas verlo, ni tocarlo.
4. Eres una persona con capacidad.
Quizás sientas que esta situación te desborda, que es demasiado.
La experiencia de dolor, la incertidumbre, la amenaza de pérdida o la pérdida de una persona importante de nuestra vida siempre nos hace sentir muy vulnerables.
Pero los humanos somos seres capaces, estamos diseñados para afrontar las experiencias de la vida, por muy duras que sean. Cree en ti, en tu capacidad, en tus recursos. Tu capacidad permanece contigo y es un factor que te va a proteger.
5.- Cuídate.
No te olvides de que tú también necesitas cuidado. Esfuérzate en darte los cuidados básicos necesarios para mantener tu energía. Respétate queriéndote y ocupándote de tus necesidades. Busca momentos para ti, haz alguna cosa que te ayude a sentirte mejor, escucha tu música favorita, contacta con tu familia o con tus amigos, elige una o varias fotos que te gusten y haz un pequeño álbum con alguna reflexión que alivie tu mundo emocional… Busca un mundo propio que te dé un poco de calma y tranquilidad en el ruido que te rodea.
6.- Pide ayuda si la necesitas.
No estás solo/a. Si sientes que no puedes, pide ayuda. La fortaleza se demuestra pidiendo ayuda cuando se necesita. Acude a profesionales para que te orienten y te acompañen en este momento difícil. Una mano temporal en la que apoyarse puede ser de gran ayuda. Busca tu propio círculo de seguridad.
Estamos para lo que necesites,
ofrecemos nuestras manos para unirse a las vuestras.