La fuerza del grupo
Empieza el curso y con él comienzan las diferentes actividades y servicios que ofrecemos desde Goizargi con el objetivo de acompañar a todas aquellas personas que están atravesando este camino al que llamamos duelo. Uno de los servicios que retomamos en septiembre son los grupos de duelo, por ello queremos ofreceros unas pinceladas acerca de los mismos. ¿Qué es un grupo de duelo? ¿Qué supone para mí? ¿Cómo influye en mi proceso de duelo? ¿Cómo me puede ayudar en mi sufrimiento?
Estos grupos están formados por personas que están viviendo una pérdida y el dolor que esta implica. Generalmente está constituido por personas que han vivido pérdidas distintas (padre/ madre, pareja, hijo/hija…), aunque siempre habrá personas que compartan el tipo de pérdida. Se reúnen semanalmente, están dirigidos por una profesional y en ellos se comparten e intercambian vivencias y recursos que puedan servir de guía a los compañeros y compañeras para aliviar ese dolor y poder adaptarse de una manera sana a la nueva situación que les toca vivir tras la pérdida.
Participar en un grupo de duelo tiene numerosos beneficios para las personas que están viviendo una pérdida, destacando el vínculo que se crea entre las personas dolientes, un vínculo realmente significativo, fuerte y reconfortante ya que comparten uno de los sufrimientos más viscerales: el dolor por la muerte de un ser querido.
Además, en el grupo se encuentra un espacio seguro de apoyo emocional y una atmósfera de sostén en la cual tener la libertad de expresarse sin sentir un juicio por ello, algo que aporta una mejora a nivel emocional y físico.
Compartir experiencias similares a las de los compañeros y compañeras disminuye la sensación de aislamiento social y ayuda a normalizar y validar la experiencia de cada uno y una. Calma sentimientos difíciles, crea una gran cohesión grupal y un sentimiento de pertenencia, y se gana confianza en uno mismo para poder recuperar el control de la propia vida y mejorar la autoestima. Todas las personas hablamos el mismo idioma, el del dolor.
Al tener permiso de contar su vivencia sin tapujos, por “extraña” o inadecuada que sea en el contexto diario (por ejemplo: ver a la persona muerta por la calle), en el grupo se descubre que es una reacción natural y universal del proceso de duelo, y la persona se despoja así del sentimiento de “me estoy volviendo loca” que en muchas ocasiones produce esta experiencia.
En el grupo descubren que el dolor en sí y hablarlo abiertamente no “mata” y que la expresión del mismo les abre la posibilidad de recuperarse. No sienten la necesidad de fingir “estar bien”, el grupo se convierte en el único espacio con permiso para expresar cualquier sentimiento, por complejo o “incorrecto” que sea socialmente (ira, tristeza, culpa, soledad, etc.).
Tiene una función didáctica (se aprende con la ayuda de las demás personas) qué es el duelo, que requiere un tiempo y una actitud activa por parte del doliente, las tareas a las que deben enfrentarse, etc. La recuperación o cambio positivo de una persona del grupo es esperanza para el resto y satisfacción y orgullo por el avance del compañero.
El grupo sirve para compartir estrategias de afrontamiento a situaciones o problemas concretos, como las Navidades o el acompañamiento de los hijos e hijas. Entre todas las personas se ayudan en la búsqueda de la estrategia más adecuada a cada situación concreta. Se ayudan a descubrir otras maneras de vivir y afrontar la pérdida, encontrando poco a poco esperanza e ilusión en la vida.
En los grupos se forman pequeñas-grandes redes de apoyo para las personas que están viviendo un duelo por la pérdida de un ser querido. En ellos cada persona va aportando su vivencia, soltando pequeñas “luciérnagas” que iluminan el camino de las demás y ayudan a que el sufrimiento vaya disminuyendo, creando un vínculo de fortaleza grupal.
¿Qué mejor que las propias personas dolientes para transmitir qué ha significado el grupo para ellas y para su proceso de duelo? Os invitamos a ver el último vídeo que hemos publicado, en el que podéis acercaros más a fondo a la experiencia que se vive en un grupo de duelo.